Durante lo
largo de la historia numerosos científicos se han preguntado por las neuronas,
esas células del sistema nervioso tan fascinantes, que no son como cualquier
otra célula de nuestro organismo. Hasta hace poco se pensaba que los individuos
nacemos con un número determinado de neuronas y las vamos desarrollando en el
periodo de la infancia, una vez desarrolladas, estas son las células nerviosas
que nos acompañarán durante toda nuestra vida. Era impensable que algo tan
complejo como las neuronas fuese capaz de regenerarse o de dividirse como hacen
por ejemplo las células del hígado o de la piel. Esto es debido a la
complejidad de estas células ya que presentan infinidad de ramificaciones,
además son las responsables de todo lo que sucede en nuestro cerebro, algo tan
complejo e importante no podía estar naciendo continuamente, por lo que la idea
de que nacieran neuronas en los cerebros adultos era completamente negada.
Aunque
parezca tan evidente la idea de la imposibilidad del nacimiento neuronal, a
comienzo de los años sesenta esta idea se empieza a cuestionar gracias a una
nueva técnica que los científicos usaron para hacer copias de ADN de las células.
Esta técnica se llevaba a cabo gracias a un componente radioactivo, la timidina,
que hacía resplandecer aquellas células nuevas en nuestro organismo. Esto
despertó la curiosidad de Joseph Altman un científico quien se planteo usarla en
el cerebro de ratas y conejos para ver que efectos tendría, llevándose la
sorpresa de que en esos diminutos cerebros resplandecían células, lo que
evidenciaba que habían nacido después de que él les hubiera inyectado la
timidina. A pesar del gran descubrimiento de este científico fue totalmente
ignorado e incluso fue juzgado de mentiroso. Pero su hallazgo no fue en vano
abrió los ojos a numerosos científicos. Uno
de ellos fue Fernando Nottebohm quien tenia gran curiosidad por el cerebro de
los pájaros de los cuales muchos de ellos tenían la capacidad de cantar nuevas
canciones cada primavera como si fuesen capaces de almacenar y generar
canciones. Llegó a la conclusión de que las células del cerebro podían morir y
nacer, para comprobar su teoría Nottebohm usó la timidina con los pájaros y
comprobó que transcurrido un tiempo los cerebros de estos animales estaban
llenos de células luminosas. Fue un experimento interesante pero no se reconoció
tampoco ya que el cerebro de los pájaros está algo alejado del cerebro humano.
Quien sí se acercó más al experimentar con cerebro de primates y ratas fue
Elizabeth Gould quien demostró que en el hipocampo (parte del cerebro encargada
de almacenarlos recuerdos) de estos animales nacían neuronas nuevas. Pero al
igual que los demás científicos esta idea fue desechada.
Donal Hebb, afirmó la neurogénesis tras un
experimento sorprendente de la neuroplasticidad que afirmaba que la exposición
a un ambiente enriquecedor producía nuevas neuronas así como una mejora del
comportamiento. El experimento fue el siguiente: hizo dos grupos de ratas en
dos jaulas diferentes de las cuales unas se encontraban en una jaula con un ambiente enriquecedor, rueda para correr,
trato con los científicos… como si de una mascota se tratase, y las otras se
encontraban en una jaula vacía y en un cuarto oscuro. Observó que aquellas
ratas del ambiente enriquecedor se comportaban de manera distinta, al
investigar este hecho, los científicos encontraron que estas ratas presentaban
mayor numero de ramificaciones en las neuronas y no solo eso, hubo indicios de
que los animales experimentaron también neurogénesis ya que estos ratones
tenían un número de nuevas células en el
hipocampo tres veces mayor a la de los ratones en jaulas vacías. A pesar de
este interesante experimento nadie aun había podido afirmar que el nacimiento
neuronal se diera en humanos. Es entonces cuando Ferd Gage, empresario de la
neurociencia, entra en acción en busca de la neurogénesis en los humanos. La
técnica que este científico quería llevar acabo consistía en marcar las células
nuevas de las personas con un componente parecido a la timidina, llamada BrdU,
pero este iba a ser un procedimiento complicado ya que nadie aprobaría el uso
de esta sustancia en personas humanas vivas. Afortunadamente para Gage en esta
época numerosas personas con cáncer eran tratadas con esta sustancia para
marcar las células cancerígenas que se expandían por el cuerpo del enfermo. Gracias a la colaboración de un amigo suyo
Peter Eriksson y el consentimiento de los pacientes enfermos de cáncer, que
fueron seis y todos ellos mayores a los 50 años, se pudo realizar experimentos
con partes del hipocampo de dichos pacientes. El procedimiento de examinación fue
el mismo que el de los ratones y en todos ellos encontraron células marcadas
con BrdU dentro del hipocampo, esto significó que habían nacido células después
de que los pacientes recibieran la inyección de dicha sustancia, además de esto
se pudo demostrar que nacieron tasas increíbles de neuronas entre quinientas y
mil diarias las cuales siguieron funcionando hasta la muerte de cada individuo.
Fue este el
primer gran hallazgo de neurogénesis en el cerebro humano adulto que rompe con
las creencias tradicionales del estancamiento del cerebro y afirma que en el
hipocampo hay pequeñas células que se divides, y con el paso del tiempo maduran
y se reparten entre los diferentes circuitos hasta formar neuronas.
El cerebro
humano no esta limitado a la cantidad de neuronas con las que nace, estas están
en continuo nacimiento incluso cuando somos ancianos.
Pero no todo
iba a ser de color de rosa para la neurogenesis poco después de el hallazgo de
Gage se prohibió en uso de BrdU incluso en pacientes con cáncer ya que se
descubrió que era tóxico. Aun así Gage siguió investigando y se centró en la
teoría de los ambientes enriquecedores de Hebb usando esta sustancia en ratones
ya que para los animales no había sido prohibida aún. Siguió el mismo esquema
que Hebb separando los ratones en dos grupos, unos con una jaula con ruedas
para correr y hacer ejercicio y otros con jaulas vacías. Tras ver los
resultados se dieron cuenta que los ratones que corrían en la rueda presentaban
un mayor número de neuronas en el hipocampo. Tras esto llegaron a la conclusión
de que el mero deporte voluntario hace generar neuronas y el ambiente
enriquecedor hace que estas neuronas sobrevivan, tras varias experiencias
vieron que además de aumentar la
neurogénesis correr voluntariamente aumenta el aprendizaje incluso en animales
que están viejos. Lo que les llevó a pensar que el acto voluntario sería la
clave de la neurogénesis.
Esto no
queda ahí, hay numerosos estudios que afirman que existe relación entre la
neurogénesis y la depresión. Las personas depresivas son incapaces de ver
cambios en sus vidas todo lo ven igual, sin interés, nada es emotivo para ellos,
esto es debido a que tienen un hipocampo reducido de manera que esas reservas
de neuronas en el hipocampo seria la solución para salir de las depresiones.
En resumen a
pesar de todos esos obstáculos y pensamientos de imposibilidad de la
neurogénesis a quedado científicamente demostrado que nacen neuronas en el
cerebro continuamente lo que nos lleva a la conclusión de que nuestro cerebro cambia
constantemente, y genera nuevas neuronas, los causantes del cambio son tanto el
ambiente que nos rodea como nuestras propias experiencias, haciendo así que nos
construyamos como personas.