Este libro lo componen
numerosos casos clínicos tratados desde la visión del médico inglés
Oliver Sacks. Las historias tratan sobre personas comunes que tienen problemas
neurológicos poco conocidos. Todos son seres que tienen una vida normal, con sus
profesiones y sus familiares, pero que trascienden de esta realidad a partir de
sus problemas de salud. El escritor logra mostrar las actitudes de sus
pacientes, de entrometerse en la intimidad de sus vidas y comprender cuánto
cambió la enfermedad de cada uno el desarrollo normal de sus acciones.
Para quienes no estamos involucrados en la
medicina, este libro es una ventana al fascinante mundo de la mente humana. Aun
cuando creemos que nuestro cuerpo tiene un límite, estas historias nos muestran
que no hay barreras para nuestro cerebro.
Los capítulos que me tocó leer
( capítulo 11: la enfermedad de cupido y capítulo 12: una cuestión de
identidad), nos habla de tres casos particulares de dichas enfermedades que
trastornan la realidad de las vidas de los pacientes.
En el primero nos cuenta la historia de una
señora llamada Natasha k. que al cumplir sus ochenta y ocho años comenzó
a experimentar cambios en su vida. Empezó a sentirse totalmente viva,
joven otra vez, con ganas de divertirse y reír continuamente. Al
principio este cambio le pareció fantástico, pero luego calló en la
cuenta de que no era normal lo que le sucedía, tanta euforia a su edad no era
lo más común, por lo que decidió visitar al doctor, pero no para que le diese
un diagnóstico pues ella ya sabia lo que le sucedía, la responsable de su
cambio era la enfermedad de cupido, como ella llamaba a la sífilis. siendo
joven esta señora cogió la enfermedad en un burdel, fue tratas y se pensó que
curada realmente, pero a sus ochenta y ocho años esta enfermedad floreció de
nuevo, llenado de alegría su vida. El doctor le plante la posibilidad
de llevar acabo un tratamiento para la eliminación de esta
enfermedad, pero sorprendentemente la señora a
esta proposición contesta diciendo que no, no quiere eliminarla ya que
la neurofísiles le está haciendo pasar los mejores años de su vida, por lo que
le pide al doctor que se limite a controlarla para que no valla a más. Es
sorprendente como una enfermedad aparentemente maligna puede afectar al cerebro
haciendo que una persona sea feliz. Un caso similar a este es el que cuenta a
continuación nuestro autor, el protagonista se llama Miguel O. Con un
diagnóstico de manía, pero que pronto se comprobó que se hallaba en la etapa
agitada de la neurosífilis. Miguel era un señor que le costaba expresarse con
palabras, pero que lo hacia bastante bien a través de dibujos. Tras
una serie de pruebas en las cuales Miguel se encontraba con distintos
estados de ánimo y en algunas de ellas bajo el efecto de tranquilizantes, se
llega a la conclusión de que cuando mas excitado, feliz, activo se encontraba
el paciente dibujos más complicados, con mayor acción y vivos
este dibujaba, mientras que con los efectos de los tranquilizantes los
dibujos parecían estar muertos, sin ningún tipo de emoción,
que es lo que transmitía el paciente bajo los efectos del
tranquilizante.
Que paradójico, que crueldad... Las sensaciones
de alegría, nuestro mundo interior puede estar apagado si
no lo libera una intoxicación, o en este caso una enfermedad.
En el capítulo 12 nos habla de una enfermedad
diferente, pero que también tiene repercusiones el la vida real de el individuo.
En este caso el paciente presentaba continuos trastornos en la memoria se
llamaba Thomson, y padecía el síndrome de Korsakov. Este señor no era capaz de
recordar nada más allá de unos cuantos de segundos. Estaba continuamente
desorientado. Su solución a este problema era crear rápidas fabulaciones y
ficciones de todo tipo. El problema estaba en que para él no eran ficciones,
era como él veía el mundo realmente. Podría decirse que cada uno de
nosotros tenemos una biografía mediante la cual
contamos nuestra historia, pero el señor Thomson carecía de
esta narrativa que todo humano debe tener, de manera que esta necesidad narrativa
era la causante de esta fantasía desesperada que vivía con él.
El señor Thomson superficialmente, parecía un
comediante entusiasta, pero realmente él no se sentía a gusto, tenía siempre
una expresión tensa. El doctor Sacks había tratado ya antes con pacientes que
presentaban la misma enfermedad pero ninguno era como Thomson, este señor había
perdido totalmente la realidad interior, el propio doctor se pregunta si realmente
tendría alma este paciente, ya que parecía careciente de ella incluso. En el
único lugar donde Thomson parece curado, es cuando se encuentra en contacto con
la naturaleza sin la presencia humana cerca ya que es esta la que le hace
estresarse e inquietarse continuamente. La presencia de las planta le permite
que este delirio de identidad se relaje y con ello vuelve a el la sensación de
estar en el mundo.
Comentario personal
Estos capítulos y todos los del libro, muestran la complejidad
del cerebro humano, la maravillosa e increíble maquina de ingeniería que
llevamos dentro para realizar unas funciones tan precisas, a las que estamos
tan habituados que no valoramos hasta que las perdemos o éstas se ven alteradas
por factores como una enfermedad en el caso de los dos capítulos que he leído.
La forma en la que trata nuestro autor los casos es de extremada exactitud, nos
muestra sus vivencias llegándonos a sentir como realmente se sienten los
pacientes. Sin duda lo que más llama la atención es que estos
casos sean reales y de ahí que sea un poco duro para el lector que no está acostumbrado a este
tipo de lecturas serias. No es como leer un manual sobre enfermedades metales.
Este libro es más duro porque se basa en historias de pacientes que en el caso
de mis dos capítulos una de ellas es feliz conviviendo con la enfermedad pero
el señor Thomson lo pasa verdaderamente mal con su pérdida de identidad.
A pesar de esto me parece un libro
fascinante el cual pienso acabar de leer ya que estos dos capítulos que me ha
propuesto mi profesor de filosofía me han abierto el apetito y tengo muchísimo interés
en terminar de leer un libro tan interesante y ameno que nos puede hacer mirar
a los pacientes con enfermedades mentales de otro modo, ellos también son
personas.